La sensación que experimenta el hombre que por primera vez hace esta corta travesía no puede sino compararse al efecto de un sueño. Al pasar en tan breve espacio de tiempo a un mundo absolutamente nuevo y sin más remota semejanza con el que acaba de dejar, se halla realmente como transportado a otro planeta.
Alí Bey (alias de Domingo Badía y Leblich, 1767-1818), Viaje por Marruecos, 1814.
Así que un viernes por la tarde cogí el trasbordador hacia Ceuta.
Desde el Este, esta parte de la cadena de calizas del Rif, tiene forma de una mujer tendida, con los pies hacia las aguas del Estrecho. Ese es el motivo de los ceutíes los llamen La Mujer Muerta. El Ybel Musa se corresponde con el pecho de la mujer. El pico del Fahies forma la cabeza y el Yuima, el vientre. El pequeño saliente rocoso que forma los pies se corresponde con Punta Leona.
Como todo el Rif, forman parte de la Cordillera Bética andaluza (no del Atlas) y alcanza más de 800 metros de altura en la cima del Musa.
En su cima existe los restos de una pequeña ermita dedicada a Sidi Musa que puede apreciarse ligeramente en la foto de abajo.
En “los pies” de la mujer existió hasta mediados del siglo pasado una ballenera, gemela de la existente cerca del Algeciras, en las inmediaciones del faro de Punta Carnero. Hoy, lo que queda de ella, está integrada casi dentro de la población.
Justo detrás de Punta Leona, escondida de la vista tras su promontorio, está la Isla del Perejil, objeto de las gloriosas aventuras guerreras de algún presidente español, cuyos ejércitos vencieron por tierra, mar y aire a tres militares marroquíes armados con grandes abrigos de reglamento (espantando la piara de cabras que allí había y provocando la peligrosa furia guerrera de su anciana propietaria). En fin, futuros chascarrillos de la Historia.
Justo debajo del monte, en la orilla del mar, por su cara norte, está el pueblecito de Belyunech, muchos de cuyos habitantes trabajan en Ceuta, pero que encuentran aquí una forma menos agobiante y más barata de de vivir.
Ceuta sigue preciosa, como siempre.
Y Gibraltar, entre brumas, tampoco lucía nada mal esta tarde.
A la mañana siguiente amaneció un día espléndido, que ni encargado a propósito para realizar la subida. Ni una nube y nada de viento. Y mientras unos pescadores tiraban sus redes casi dentro del pueblo, yo llegaba procedente de Castillejos.
Hay que decir que aunque Belyunech está junto a la frontera de Benzú, a no más de un paseo a pie, es imposible llegar atravesándola. Allí no existe puesto ni control de pasaportes. En realidad las únicas personas que lo hacen son los residentes marroquíes con una tarjeta especial de trabajo.
El resto tenemos que entrar en Marruecos por la frontera ceutí del Tarajal y trasladarnos unos 15 kilómetros en coche. Si no se dispone de uno, en la misma frontera hay taxis que por unos pocos euros por persona te llevan por la mañana y te recogen a la hora convenida. Tienes que tener en cuenta que en la parada habrá casi siempre infinidad de vehículos, por eso es conveniente que trates el traslado y el precio con el “encargado” de la parada; solo tienes que preguntar por él.
Desde el pie, el Ybel Musa se ve imponente.
Y la seria cara de la mujer que forma el pico del Fahies no pierde ni un gramo de su apariencia.
El pueblo tiene un camino que lo cruza de este a oeste que hace las veces de calle principal. Tu meta inicial está en esas dos casas blancas aisladas que hay justo debajo de las rocas, casi en el centro de la foto. El camino arranca junto a una fuente que hay en más abajo de esas casas, pegada al pueblo.
Si te fijas con detenimiento, verás que se aprecia un camino estrecho que sube por la ladera derecha. Se trata de una vereda que desemboca en lo que queda de la antigua pista que llevaba a una vieja mina de manganeso que se explotó hace tiempo ya. El camino está en mal estado pero es perfectamente transitable a pie. Te conduce monte arriba hacia un puerto situado entre esos dos promontorios de roca que puede ver en la cresta del monte, en lo que podría ser el vientre de la mujer, que da paso a la vertiente oeste que es por donde hay que realizar el segundo tramo de la subida.
Al poco de comenzar a subir, la fuerte pendiente hace que tengas ya una buena vista de Gibraltar…
y de la frontera de Benzú, abajo a lo lejos.
A media falda existe un olivar bastante deteriorado, pero cuyos ejemplares tienen que se bastante viejos, dado el grosor de algunos de sus troncos, que se pueden aprovechar para hacer un pequeño descanso y tomar algunas fotos del Estrecho.
A partir de aquí, viene una zona de yerba corta entre la que se aprecia restos de una roca rojiza que yo asocio a la mina, pero cuya entrada no localizo. El pastor que cuidaba un rebaño de ovejas estuvo un rato charlando y comentó que no hacía mucho tiempo, habían estado unos extranjeros realizando pruebas con explosivos en este lugar, por lo que no sería de extrañar que haya intención de seguir con la extracción de manganeso.
Desde este punto se tiene una buena perspectiva de la cresta hasta Punta Leona…
de la subida desde Belyunech…
de la Bahía de Algeciras y el Estrecho…
y hasta de Tarifa…
incluida la duna de Punta Paloma, la de Bolonia y los acantilados de Barbate al fondo, entre la bruma.
Una vez se traspone el puerto de la cresta, se pasa a la otra vertiente y viene una empinada subida parte de la cual se hace sobre piedra suelta. La vista atrás produce cierto vértigo (y ciertas dudas de lo que podría pasar si salgo rodando ladera abajo).
Pero la cima no parece ya demasiado lejos, así que lo mejor es no pensar en esa posibilidad. La última parte de la ladera es un lapiaz, lo cual dificulta algo más el ascenso y que te obliga en ocasiones a usar las manos para pasar entre las rocas.
Pero la recompensa está ya al alcance de la mano. La ermita y los restos de un viejo punto geodésico están ya a menos de cien metros.
Y la recompensa de una impresionante vista hacia el interior de Marruecos…
sobre Tarifa, la Isla de las Palomas y su Punta Marroquí, sus playas, el Cerro del Bartolo y la Sierra de la Plata…
y sobre nuestra Bahía, Sierra Bermeja y Serranía de Ronda…
así como sobre las playas de Restinga, Cabo Negro y los picos rifeños de Chauen al fondo, no se hacen esperar.
Desde aquí hasta la ermita de Sidi Musa solo hay unos cuantos pasos por una cresta de rocas peladas.
A la derecha, una vista increíble sobre una profunda garganta y los montes que se encuentra al norte de Tetuán (al fondo a la izquierda).
A la izquierda, el Estrecho de Gibraltar.
Y justo debajo mía, Punta Leona…
y Benzú.
Y por fin, el santuario de Sidi Musa (o mejor, lo que queda de él), la cima del monte de Moisés, a 850 metros sobre el mar.
Para que te hagas una idea de lo que siente mirando las cosas desde aquí, en la serie de fotos siguientes tienes una panorámica de 360º:
Empezando por el Atlántico…
Parte del Estrecho de Gibraltar entre Tarifa y la Sierra del Algarrobo…
El resto del Estrecho hasta San Roque aproximadamente..
La costa del Mediterráneo desde Gibraltar hasta casi Málaga…
El Mediterráneo…
Ceuta…
La costa mediterránea marroquí entre Castillejos y Restinga…
Cabo Negro y la parte del Rif de la Gomara…
El Rif hasta Tetuán…
Y la costa norte marroquí hasta Cabo Espartel en el Atlántico.
Estar aquí es una maravilla. No te casas de mirar una cosa tras otra. Y otra más. No se acaban nunca. Estoy solo aquí arriba y la verdad es que la altura te hace sentir diferente. Me siento un rato, saco mi vino y algo de comer y me dispongo a seguir disfrutando de esta soledad imposible del sitio. Si hay sitios mágicos, este es uno de ellos. No lo dudes.
Pero el tiempo corre y si no estoy equivocado, empieza a soplar algo de Poniente. Y esto quiere decir que se van a meter nubes aquí arriba esta tarde. Una última mirada. Las torres de vigilancia de la frontera, antes tan orgullosas, ahora son solo ruinas, pero te devuelven un poco a la realidad: hay que bajar sin remedio.
Al llegar al collado, antes de pasar de nuevo a la otra cara, me quedo un momento mirando la ladera que acabo de descender. Ahora no intimida tanto como al subir.
Aprovecho el descenso para desviarme un poco y observar la cara oeste de los montes. Desde allí se tiene un buen observatorio desde el que mirar ese bonito color azul de este mar…
La caída del Yuima hasta el agua…
O la silueta del islote del Perejil.
A la llegada al pueblo de Belyunech, levanto la vista y allí está el mismo viejo fuerte. Pero desde abajo… ¿qué quieres que te diga?… Ya no es lo mismo.
~~~~ · ~~~~
Y ahora , unos extras.Una gran panorámica de Ceuta desde la cima (pica sobre la imagen para obtener el original; puede que tarde un poco porque es una fotografía de gran tamaño: 7200 X 1400 puntos)
Otra panorámica de casi 360º tomada junto al punto geodésico en la que se puede ver desde la zona de Tetuán (por la izquierda), hasta Tarifa (por la derecha). Recuerda que tienes que picar en la imagen para verla a tamaño real (5200 X 340 puntos).
Y ya para terminar, yo no soy Pablo Coca con la cámara, pero estos vídeos me ayudarán a compartir contigo algo de lo que se siente estando es ese sitio.
El primero es una visual de La Mujer Muerta y el Estrecho...
Después,una mirada a la parte mediterránea del Estrecho desde media ladera...
Otra mirada al Estrecho, esta vez de la parte atlántica, tomada desde la ladera oeste...
Y para terminar, una panorámica tomada desde la cima que espero que te deje buena sensación y ganas de subir lo antes posible...