jueves, 12 de abril de 2018

Insuane y Essauira

Después de tanta arena y carne de camello, se apetece un poco de agua y pescado por kilos, así que descansar en Essauira es una buena opción.
Enfilamos hacia la costa, hacia Agadir, para desde allí, conducir por la costa atlantica marroquí hasta esa prima de Tarifa. Aunque antes es obligada la parada en Insuane, un pequeño pueblo pesquero con una playa de película, tomado por windsurfistas de todos los colores y que en vacaciones habrá que pedir hora para entrar.
Afortunadamente ahora no pasa eso. Podemos disfrutar de sus vistas y de su pescado cogido a base de pateras que se botan o se sacan del agua a fuerza de tractor campero, empujones y mucho arte. Bueno, te dejo que el pescado se me enfría...






Essauira es harina de otro costal. La antigua Mogador ha conservado ese tufillo de ciudad cosmopolita que le dan legiones de turistas desde los años 60's.
Pasear por sus callecitas mientras se admira viejos edificios, algunos desde la época colonial portuguesa, ha sido todo un gustazo.
Nadie debe perderse el puerto pesquero. Un batiburrillo de pateras y traiñas y cajas de pescado que van y vienen por una estrecha avenida atiborrada de pescaderos que te ofrecen su mercancía extendida en el suelo sobre casi cualquier cosa, artesanos de casi todo y turistas curiosos, algunos de los cuales siguen levantando expectación en la gente sencilla como en los primeros tiempos del turismo.

























jueves, 5 de abril de 2018

El agadir de Amt'di

En el norte de África, un agadir es un granero colectivo fortificado. La función de estos edificios es principalmente defensiva.
El agadir tiene elementos comunes (depósito de agua, mezquita, cocina, baño, etc.) y elementos privados como son los pequeños depósitos de almacenamiento.  El espacio externo libre está reservado para albergar ganado.

La construcción a menudo se realiza en tierras colectivas y, a menudo, en la cima de un pico o una colina. Los materiales de construcción son siempre locales: cal, tierra apisonada, piedras secas, ladrillos... Las puertas son de madera y están decoradas con influencias amazigh y africanas subsaharianas.

En ellos, la comida se mantenía seca durante varios años. Entre 20 y 30 años para almendras, arganes. La mantequilla, la miel, el aceite y otros líquidos se guardaban en jarras. También se almacenaban artículos de valor como pieles, armas y municiones, ropa de fiesta, henna y títulos de propiedad o contratos de matrimonios.
También tenía un papel defensivo de seguridad ya que representa un refugio en caso de incursiones o ataques tribales.
En la actualidad, los agadires están amenazados por el abandono debido a la sequía y el éxodo rural, y están en peligro de extinción. Muchos de ellos, construidos con tierra apisonada, colapsaron bajo la influencia de factores climáticos. Gracias a asociaciones locales, proyectos de restauración y turismo, algunas de estas instituciones se han salvado y valorado. Algunos siguen siendo funcionales y administrados de la misma manera que antes por las comunidades locales.
https://fr.wikipedia.org/wiki/Agadir_(architecture)

Cambiamos de rumbo. Damos la espalda al desierto y enfilamos hacia el Atlas. Nuestro destino, un valle de los muchos que abría hacia el Sáhara. Uno escondido en una garganta impresionante formada por un afluente del Draa y que guarda en su interior pueblos como Amt'di y el oasis de Id Aïssa.






En Amt'di, sobre un pico de roca, se encuentra uno de los agadires más conocidos de Marruecos. A él se sube por un estrecho sendero abierto en la falda de la montaña.






Como buena fortificación, tiene una pequeña y única entrada. Aunque restaurado no hace mucho, sobre su antigüedad no hay discusión posible si atendemos a los grabados prehistóricos en algunas de las rocas de la cima.







Su interior es una red de pasillo estrechos, algunos con dos alturas, que van dando la vuelta a la cima. A lo largo de ellos se reparten pequeñas habitaciones donde se guardaban las pertenencias y los alimentos de las familias locales.













En la zona central hay una parte de la cima abierta, destinada a guardar el ganado, así como algunas instalaciones dedicadas a palomares y colmenas. Junto a la muralla, un aljibe garantizaba el suministro de agua de los inquilinos y sus animales.







Si demasiado orden, en una de las habitaciones más grandes se almacenan restos de todo tipo: cántaros y otras vasijas, herramientas, aperos, armas... y versículos del Corán en pequeñas tablas así como contratos matrimoniales y otros documentos escritos en madera de palmera.