jueves, 12 de abril de 2018

Insuane y Essauira

Después de tanta arena y carne de camello, se apetece un poco de agua y pescado por kilos, así que descansar en Essauira es una buena opción.
Enfilamos hacia la costa, hacia Agadir, para desde allí, conducir por la costa atlantica marroquí hasta esa prima de Tarifa. Aunque antes es obligada la parada en Insuane, un pequeño pueblo pesquero con una playa de película, tomado por windsurfistas de todos los colores y que en vacaciones habrá que pedir hora para entrar.
Afortunadamente ahora no pasa eso. Podemos disfrutar de sus vistas y de su pescado cogido a base de pateras que se botan o se sacan del agua a fuerza de tractor campero, empujones y mucho arte. Bueno, te dejo que el pescado se me enfría...






Essauira es harina de otro costal. La antigua Mogador ha conservado ese tufillo de ciudad cosmopolita que le dan legiones de turistas desde los años 60's.
Pasear por sus callecitas mientras se admira viejos edificios, algunos desde la época colonial portuguesa, ha sido todo un gustazo.
Nadie debe perderse el puerto pesquero. Un batiburrillo de pateras y traiñas y cajas de pescado que van y vienen por una estrecha avenida atiborrada de pescaderos que te ofrecen su mercancía extendida en el suelo sobre casi cualquier cosa, artesanos de casi todo y turistas curiosos, algunos de los cuales siguen levantando expectación en la gente sencilla como en los primeros tiempos del turismo.

























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