Damos un último vistazo a Zarautz y a sus olas antes de coger el camino hacia Deba. Entre Zarautz y el siguiente pueblo que es Guetaria, existe un camino peatonal que recorre toda la orilla entra ambos. Es cómodo y lo que más me gusta es ese pequeño puerto que hay a la salida de Zarautz y que es único refugio que tienen estas barcas del lugar.
Guetaria se atraviesa rápidamente y tomamos un camino empedrado que nos hace deambular entra viñas y lagares, de los que sale el popular txacolí, ese vinillo blanco que se bebe tan bien con cualquier clase de pinchos.
Y después de atravesar algún que otro valle y algún que otro asentamiento rural, desde lo alto de unas colinas apreciamos las casas de Zumaya amontonadas alrededor de su ría. Hoy es día laborable y la actividad es grande. La gente va y viene por las calles en todas direcciones, pero para nosotros no hay prisas: nos buscamos un rincón agradable entre los restaurantes del centro y nos disponemos a dar cuenta de un almuerzo bien ganado.
El camino de salida nos hace pasar por delante de la puerta de la ermita, así que no hay pérdida. Y a la salida del pueblo tendremos una bonita vista del faro que existe en la cara oeste del pueblo.
A partir de aquí cogeremos rumbo a Deba, aunque antes tenemos que atravesar una hermosa sierra en cuyas faldas el camino sube y baja por un par de valles. Igual que pasó el verano anterior, nos encontramos un “puesto ambulante” de sidra en mitad del camino. Este año, el precio de la sidra ha subido (cosas de la crisis), pero entre que hace poco que hemos comido y entre que los “vigilantes” meten el hocico donde no deben, dejamos las botellas para quién venga detrás. Otra vez será.
El camino se hace un poco pesado con tanta subidas, pero lo peor no es eso, sino el tramo (corto, menos mal) de carretera nacional que tenemos que coger obligatoriamente. El contraste es muy grande.
Al final llegamos a Itziar, reconocible fácilmente por su particular iglesia. Ahora todo es una bajada interminable hasta Deba. No te confíes. Si la subida fue durilla, la bajada es mucho peor.
Por fin, llegamos a Deba. El albergue (municipal) está abierto, entre otras cosas gracias al empeño de Patxi, el hospitalero y lo mejor, es que está en la parte alta del pueblo que es por donde acabamos de entrar. Eso sí, la rampa de subida al albergue es la puntilla que necesitamos algunos. En fin, esta noche cenaremos como auténticos reyes para compensar.
El año pasado lo vi así:
Con fotos de Azahara y mías.
