viernes, 30 de mayo de 2008

La visita obligada: Fes

Cuando piensas en Marruecos, a la cabeza se te vienen imágenes de paisajes semidesérticos, de extensas llanuras rocosas salpicadas de ocres y marrones.
Sin embargo, mucho antes de llegar a esas tierras tienes que atravesar sus fértiles valles fluviales centrales. Allí te encuentras con vegas y lomas cultivadas hasta en sus más pequeños rincones. Cereales, girasol, maíz, algodón, olivos, viñas... cultivos mediterráneos al fin.
En medio de una de esas vegas te topas con la capital imperial por excelencia. Si Rabat es la capital actual, Fes ha sido la primera capital del reino en la antigüedad y aun conserva su importancia espiritual desde el punto de vista de los musulmanes, ya que dentro de sus murallas se encuentra la Zagüia (mausoleo) de Mulay Idris (fundador de la ciudad), lugar santo adonde se acude a pedir la bendición de esa persona.
Su nombre proviene de uno de los ríos que la cruzan y en realidad son tres ciudades juntas: Fes El Bali (Fes Viejo), Fes El Jedid (Fes Nuevo) y el Fes moderno. Los dos primeros forman la medina más grande de Marruecos y está considerada patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Una vista de la Medina: Fes El Bali a la izquierda y Fes El Jedid a la derecha

Fes El Bali, en su mayoría, tiene su origen en el siglo XII, edad de oro del Islám y su núcleo más importante es el barrio de los Andalusíes, formado naturalmente por los desterrados por los cristianos en la conquista de Andalucía.


Fes El Jedid se funda un poco más tarde, en el siglo XIII en un lugar más elevado y se destina a residencia de los representantes políticos y militares.


Ya en el siglo XX, los franceses fundaron la ciudad nueva, algo más alejada y en la llanura. Si te fijas en la foto anterior, la puedes intuir allá a lo lejos sobre los tejados de la Fes Nueva.

Dentro de los límites de Fes El Bali, te encontrarás la Jamaa (Mezquita) Andaluza, construida en el siglo IX, con su impresionante puerta principal y su no menos impresionante patio central.

Puerta principal
Vista parcial del patio
Entrada trasera y vista del patio central
Entrada para las mujeres

Aunque no es la única. También verás otros edificios interesantes, como esta mezquita con su torre de azulejos:


O antiguas casas señoriales, algunas rehabilitadas como esta:


También en su interior se encuentra la Zagüia de Mulay Idris, dentro de una zona protegida de la medina que los musulmanes otorgan carácter sagrado y a la que tiene prohibido el paso los animales. Esto se indica en las calles con maderas situadas a la altura de la cabeza de las personas, algunas talladas y coloreadas como esta:

Como todas las mezquitas, en su patio principal existe la fuente destinada a los fieles:

Y rodeando el patio, hay un corredor alfombrado, donde se sientan las personas y donde los más mayores recitan en voz alta los versículos del Corán, con el objeto de que puedan ser memorizados por aquellas otras personas que no lo pueden leer.


En sus extremos también existen salas destinadas al rezo, situando la de las mujeres en la parte más alejada. Pero el núcleo del recinto es el mausoleo de Mulay Idris, que está ricamente adornado.
Fuera, cerca de sus puertas, existen puestos de velas destinadas a las ofrendas al santo.


Y con paciencia, seguro que tampoco falta en su puertas la consabida turista japonesa con su pepino de cámara.
Algo curioso que aprendí en este viaje es la vieja costumbre de las mujeres solteras de colocar un candado en uno de los hierros de la reja de esta ventana, cerrarlo y realizar sus peticiones de marido a través de la reja. El candado no se quitaba hasta que sus peticiones han sido cumplidas por este hombre santo.

Una vez su deseo se cumplía, realizaban alguna ofrenda de dinero por esta otra ventanita situada un poco más lejos.

Los techos de la mezquita están adornados con grandes lámparas como la de la foto. Y sus paredes, con azulejos al estilo granadino.


Otros edificios emblemáticos de la medina son las Medrassas o escuelas coránicas, donde los estudiantes pasaban largos años estudiando teología, viviendo en condiciones espartanas y de donde salían convertidos en Imanes.


Lo que no puedes dejar de hacer es pasear y curiosear por sus calles. Allí encontrarás comerciantes de casi cualquier artículo.

Una calle cualquiera
Puerta de la clásica casa de la Medina

Y detalle de la aldaba
Aunque cerradas porque hoy es viernes...
...puedes ver que cada puerta es un comercio
Y tampoco faltan los mercados de productos del campo
Un puesto de moras

No hay dudas... carne de dromedario a 60 dirhams el kilo
Esta señora hace hojaldre que luego se utiliza en la cocina casera
Y este es un telar en el que utiliza un hilo de pita que produce ese efecto parecido a la seda

Aunque también hay oficios modernos, como el de dentista, que también se anucian en la calle
Ventanas que impiden la visión de la persona que se asoma a ellas pero que permite observar la calle
Y la que quizás sea la calle más estrecha del mundo

Otra parte interesante de la Medina que no debes perderte es es el barrio de los curtidores. Se trata de una zona de casas junto al río, que rodean a un gran patio central donde se encuentran los pozos del encurtido y teñido de las pieles. Creo que las fotos se comentan por sí solas.

Las pieles pequeñas son de oveja y cabra. Las grandes son de dromedarios. La lana de las pieles hay que quitarla, y aunque se comercializa, es "lana muerta" que solo se utiliza como relleno de asientos y cosas similares, nunca para tejer.
Según comentan, los colores son naturales: rojo de amapolas, verde de yerbabuena, negro de la piedra negra (antimonio?), amarillo de azafrán...
Los pozos de color blanco son los destinados a arrancar cualquier resto de carne y pelo de las pieles. Se utiliza en ellos cal viva y excremento de palomas.
Aunque aseguran que todos los productos son naturales y no perjudiciales para las personas que manipulan las pieles, la verdad es que los obreros solo trabajan allí por periodos de dos o tres meses de forma continua.

La otra parte de la Medina, Fes El Jedid, es más pequeña. Alberga la Mellah, o barrio judío, y varias mezquitas. Pero lo principal es que en su interior se encuentra el Palacio Real o Dar El Makhzen. No se puede visitar, pero te puedes hacer una idea a partir de su puertas de bronce.


Una curiosidad que puedes encontrar en Fes es lo que queda de un reloj de agua. Nadie conoce su funcionamiento ni su diseño, pero sus restos pueden verse aun en la fachada.