Sin embargo, mucho antes de llegar a esas tierras tienes que atravesar sus fértiles valles fluviales centrales. Allí te encuentras con vegas y lomas cultivadas hasta en sus más pequeños rincones. Cereales, girasol, maíz, algodón, olivos, viñas... cultivos mediterráneos al fin.
En medio de una de esas vegas te topas con la capital imperial por excelencia. Si Rabat es la capital actual, Fes ha sido la primera capital del reino en la antigüedad y aun conserva su importancia espiritual desde el punto de vista de los musulmanes, ya que dentro de sus murallas se encuentra la Zagüia (mausoleo) de Mulay Idris (fundador de la ciudad), lugar santo adonde se acude a pedir la bendición de esa persona.
Su nombre proviene de uno de los ríos que la cruzan y en realidad son tres ciudades juntas: Fes El Bali (Fes Viejo), Fes El Jedid (Fes Nuevo) y el Fes moderno. Los dos primeros forman la medina más grande de Marruecos y está considerada patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Fes El Bali, en su mayoría, tiene su origen en el siglo XII, edad de oro del Islám y su núcleo más importante es el barrio de los Andalusíes, formado naturalmente por los desterrados por los cristianos en la conquista de Andalucía.
Fes El Jedid se funda un poco más tarde, en el siglo XIII en un lugar más elevado y se destina a residencia de los representantes políticos y militares.
Ya en el siglo XX, los franceses fundaron la ciudad nueva, algo más alejada y en la llanura. Si te fijas en la foto anterior, la puedes intuir allá a lo lejos sobre los tejados de la Fes Nueva.
Dentro de los límites de Fes El Bali, te encontrarás la Jamaa (Mezquita) Andaluza, construida en el siglo IX, con su impresionante puerta principal y su no menos impresionante patio central.
Aunque no es la única. También verás otros edificios interesantes, como esta mezquita con su torre de azulejos:
O antiguas casas señoriales, algunas rehabilitadas como esta:
También en su interior se encuentra la Zagüia de Mulay Idris, dentro de una zona protegida de la medina que los musulmanes otorgan carácter sagrado y a la que tiene prohibido el paso los animales. Esto se indica en las calles con maderas situadas a la altura de la cabeza de las personas, algunas talladas y coloreadas como esta:
En sus extremos también existen salas destinadas al rezo, situando la de las mujeres en la parte más alejada. Pero el núcleo del recinto es el mausoleo de Mulay Idris, que está ricamente adornado.
Y con paciencia, seguro que tampoco falta en su puertas la consabida turista japonesa con su pepino de cámara.
Otros edificios emblemáticos de la medina son las Medrassas o escuelas coránicas, donde los estudiantes pasaban largos años estudiando teología, viviendo en condiciones espartanas y de donde salían convertidos en Imanes.
Lo que no puedes dejar de hacer es pasear y curiosear por sus calles. Allí encontrarás comerciantes de casi cualquier artículo.
Otra parte interesante de la Medina que no debes perderte es es el barrio de los curtidores. Se trata de una zona de casas junto al río, que rodean a un gran patio central donde se encuentran los pozos del encurtido y teñido de las pieles. Creo que las fotos se comentan por sí solas.
Según comentan, los colores son naturales: rojo de amapolas, verde de yerbabuena, negro de la piedra negra (antimonio?), amarillo de azafrán...
Los pozos de color blanco son los destinados a arrancar cualquier resto de carne y pelo de las pieles. Se utiliza en ellos cal viva y excremento de palomas.
Aunque aseguran que todos los productos son naturales y no perjudiciales para las personas que manipulan las pieles, la verdad es que los obreros solo trabajan allí por periodos de dos o tres meses de forma continua.
La otra parte de la Medina, Fes El Jedid, es más pequeña. Alberga la Mellah, o barrio judío, y varias mezquitas. Pero lo principal es que en su interior se encuentra el Palacio Real o Dar El Makhzen. No se puede visitar, pero te puedes hacer una idea a partir de su puertas de bronce.
Una curiosidad que puedes encontrar en Fes es lo que queda de un reloj de agua. Nadie conoce su funcionamiento ni su diseño, pero sus restos pueden verse aun en la fachada.
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