El regreso. Salir temprano de Merzuga, un paso rápido por las calles de Rissani y Arfud, con sus tiendas de todo tipo en pequeños habitáculos al pié de la carretera, sus talleres en plena calle y sus mujeres cubiertas con mantos negros… el paso por Errachidía y sus calle llenas de instalaciones militares y el descanso de la vista al paso por las aguas de su embalse y ya estamos de camino hacia las montañas de nuevo. Casi sin darnos cuentas estamos observando a los viejos cedros del Atlas sobresalir por encima de los pinos y sabinas de sus laderas. Y en lo más alto de estos montes, nos visita un grupo de macacos acostumbrados ya a los manjares de la especie humana. Pasamos como un relámpago por ese pedazo de Suiza en el Atlas que es Ifrane y ya estamos frente a nuestro destino: Meknes. De aquí a Ceuta, el barco y la casa, ya sólo falta un paso.
Bueno. Ahora que lo pienso hoy empieza la primavera. Buena época para viajar otra vez allí.
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