Lothar ha marcado un pico en la gráfica imaginaria que representa la salida a la luz de esos comics de hace 8, 10, 12.000 o más años. Un antes y un después en el arte prehistórico andaluz de estas sierras gaditanas. Si antes de sus aportaciones, este arte era algo puntual y casi anecdótico, ni siquiera merecedor de codearse con el arte rupestre de otras zonas de la península, ahora forma un cuerpo único, el Arte Sureño Andaluz, con identidad propia indiscutible y que contribuye al hecho diferenciador de la Cultura Andaluza. Además de proporcionar material de estudio (real y tangible) para más de una y más de dos generaciones de esos titulados estudiosos que se fabrican en las universidades modernas.
Gran responsabilidad que nos ha dejado a los andalucitos que pululamos por aquí. Veremos si conseguimos estar a su altura, aunque yo me conformaría con que algunos estuviéramos a la mitad de su genio.
Pues bien, a lo que venía yo aquí… Sus vecinos (sí, como lo lees), repito, sus vecinos han considerado que una forma de honrar su memoria y darlo a conocer al resto de las personas que pasen por aquí es poner su nombre a la entrada del sendero que sube desde Punta Paloma hasta Paloma Baja, pasando por Betijuelo en lo alto de este monte. Este sendero está a unos pocos metros de su casa y pasa por la puerta de la necrópolis de Los Algarves, que tanto tiempo contó con su atenta mirada. Desde hoy, la yegua preñada de la Cueva del Moro, presidirá este cruce de caminos, como agradeciendo a Lothar que la sacara del olvido y que la convirtiera en el centro de las miradas al colocarle la etiqueta de primer (y único hasta hoy) grabado paleolítico que sube al pódium del arte rupestre de esta parte de Andalucía.
Hoy, 16 de octubre de 2011, se descubrirá públicamente este pequeño (y grande al vez) monumento a su memoria. Y aunque algunos no lo necesitaremos para recordarlo, nos alegraremos pensando que algún niño, alguna persona de dentro de 8, 10, 12.000 o más años dirá…
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