Mañana es el último día de Azahara, así que tenemos que estar en Bilbao sin falta para coger el avión para Málaga. Por eso tenemos un problemas: si hacemos la etapa de Marquina es posible que no lleguemos a tiempo de coger un autobús que nos lleve a la capital (y en Marquina no hay albergues). Así que decidimos cambiar el itinerario y coger el recomendado para las bicicletas. En vez de adentrarnos en el interior, vamos a continuar la costa hasta Lekeitio. El paisaje sigue siendo igual de bonito, aunque mayormente vamos a tener que andar sobre alquitrán, pero no nos importa compartirlo con gente tan curiosa como esta pareja que se entrenan sobre sus máquinas.
Uno de los primeros pueblos que cruzamos es Motrico y en sus alrededores podemos ver sitios tan bonitos como esta pequeña playa formada al abrigo de las rocas.
El siguiente en el camino es Ondarroa, algo mayor y muy animado a esta hora debido a ser hoy fiesta.
A partir de aquí, la costa continua ofreciéndonos hermosas vistas que hace que disfrutemos de un paseo muy agradable.
Ya carca de Lekeitio el paisaje se abre un poco y nos regala estos prados que bajan hasta la misma orilla y que me traen a la cabeza a una Heidi que además de ordeñar a sus cabras, se remanga y tira sus aparejos de pesca desde las piedras de la costa.
Lekeitio aparece casi de improviso. Hoy la temperatura se ha disparado y la playa y el paseo que llega hasta ella está repleto de gente.
Nosotros, ya que estamos, nos tomamos un café en la plaza del pueblo y recorremos algo de su casco antiguo, donde nos encontramos cosas interesantes, como el hecho de que algunas personas llevan su amor por la patria (y por el Che) hasta su última morada.
Bueno, al autobús nos espera.
Hoy es el último día de Azahara. Mañana tiene que coger el avión de regreso. Y como dentro de unos días será su cumpleaños, salimos por el centro de Bilbao a celebrarlo.
La entrada la hacemos con productos del país…
Pero la salida la hacemos con algo más exótico…
Y si pensabas que se nos iba a dar mal los palillos, quítatelo de la cabeza. Nos portamos como auténticos japoneses.
Por la mañana, antes de salir hacia el aeropuerto, aun tenemos un poco de tiempo para que Azahara se despida de Bilbao y del Camino por este año.
Con fotos de Azahara y mías.
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