Resulta que no me apetecía mucho recorrer de nuevo el último tramo del Camino Francés. Mucha gente y demasiadas preocupaciones: que si el albergue, que si esto, que si lo otro…
Además, lo principal, tengo unos buenos amigos en Valdoviño a los que no veo desde el mes de Julio pasado y estando tan cerca me apetecía echar un rato con ellos delante de unas botellitas de ese vinillo rubio y unos platos de la cocina de A Saiña (y de ver olas, también, de verdad Richi :-)
Así que pegué un salto y aquí me tienes, despachando con Xan y Ricardo una agradable sobremesa frente a una de las playas más bonitas del litoral gallego: A Frouxeira, de Valdoviño. Fue un buen paréntesis para este camino.
Y de aquí a Muxía no hay nada. Ahora puedo hacer la última etapa del camino al revés: de Muxía a Santiago pasando por Finisterre.
La pena es que el tiempo cambió un montón y hacía un viento, una lluvia y un frío del “carallo” esa tarde en Muxía. Desde luego que tengo que volver en otra ocasión, porque pienso que aquí haya muchas cosas interesantes que conocer y hoy el clima no me lo va a permitir.
Si alguna vez piensas empezar el camino, a menos que llegues al pueblo a pie, olvídate de utilizar las instalaciones del albergue de peregrinos. El hospitalero ha llegado a la conclusión que el que llega por otros medios al pueblo no es digno de alojarse allí (aunque haya plazas libres y sean las 9 de la noche). Yo ya iba avisado y me evité la discusión. Es su manera de no complicarse la vida.
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