sábado, 31 de enero de 2015

Del Draa al Ziz a pie (III)

Dejamos Marrakesh atrás con ilusión. Si todo va bien, mañana ya empezaremos a caminar sobre las primera piedras del desierto. Aunque antes todavía queda hoy un buen tramo que recorrer.
Lo más singular que veremos será la travesía de las últimas montañas del Atlas por un paso legendario que une desde la antigüedad a Marrakesh con la ciudad de Uarzazate: el Tizi n’ Tickha, la carretera más alta de todo Marruecos, con sus más de 2200 metros.
No hace mucho tiempo, atravesar este paso podía ser algo complicado. En la actualidad, conservando casi entero su viejo trazado, la carretera no representa ninguna  dificultad extra que no tengo cualquier carretera de montaña típica, no sobrada de anchura pero con un firme aceptable, por la que hay que circular muy atentos porque la densidad del tráfico es alta en ocasiones. Además ya cuenta de forma permanente con maquinaria adecuada para resolver los problemas que pueden plantear las nevadas en invierno. Así que adelante sin miedo.
Si se dispone de tiempo y un 4X4 se puede tomar una ruta alternativa: Se trata de la pista que arranca a la izquierda en la cúspide del puerto hacia un sitio llamado Telouet. Se trata de una zona de ksares (alcázar, pueblo fortificado) pertenecientes a la tribu de los Glaua, muchos de los cuales merece la pena visitar.
Ma-111Ma-112Ma-113Ma-114Ma-115Ma-116Una vez que dejamos atrás el cruce hacia Agadir, veremos un nuevo cruce de carreteras en el que se indica Ait Ben Hadou a 9 kilómetros. No debes pasar sin verla. Se trata de un ksar declarado patrimonio de la humanidad.
Ma-117Ma-118Ma-119Ma-120A partir de Uarzazate aparecen de nuevo algunas zonas montañosas. Son las últimas manifestaciones del Ybel Saghro, una “pequeña” cadena que corre más o menos paralela al Atlas y que separa el valle del Dades de la zona desértica del valle del Rheris y de la meseta de Kem Kem. Aunque la carretera salva algún que otro puerto, no es dificultosa ya que corre en su mayor marte por el valle del Draa, en busca de la ciudad de Zagora, a la que llegamos ya de noche, no sin antes tomarnos un té en Agdz, en una terraza al pie de la carretera, donde conversamos un poco con su dueño gracias a que había estado trabajando en Barcelona hace algunos años (en esta zona es muy corriente cruzarnos con coches con matrícula española que suele ser gente que han vuelto a sus casas debido a la crisis social y laboral que padecemos).
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<PARTE II>                                                                                                                        <PARTE IV>  

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