martes, 21 de noviembre de 2023

No hay cuatro sin cinco


 El dicho no es así exactamente pero en mi caso, se cumplió.

El Toubkal cortado, la pista de Arg intransitable, Uarzazate lamentable, M'Hamid por carretera... No podía faltar el quinto: el Draa cerrado a cal y canto hasta Tata.

Liberados ya del peligroso rallye, levantamos el campamento y emprendemos la marcha. La segunda parte del Chegaga es menos divertida que la primera, pero aún así, se pasa bien navegando por arena.

Pronto aparece ante mi Jierro el suelo blanco y duro del Iriki que te invita a pisar y ventilar el coche. Se ha convertido en una costumbre ya. No se ve a nadie (por fin), ni siquiera los chiringuitos que han aparecido al lado de la pista están abiertos.

Se cruza rápidamente y al llegar a la altura de la pista a Foum Zguid, sólo hay que girar en dirección a las montañas que se ven a la izquierda. Allí hay un control. La pista original debería haber salido aquí desde más al sur, así que a partir de ahora sólo hay que seguirla. Desplazarse hacia el sur, en dirección al cauce del río es imposible.

Se pasa un par de puestos de control en estado ruinoso que demuestra como la zona restringida ha ido avanzando hasta situarse junto al río Maleh, un tributario del Draa. La sequía anormal de este año se claramente: de todas las veces que he pasado por aquí, es la primera vez que las piedras del río están totalmente secas. Los vigilantes del control me dejan más seco que su río: "No Tata. A Tissint"

Desde lo alto de una colina se contempla como el río va en busca del cauce principal y, no tan lejos, al pie de las montañas, se adivina las arenas claras del cauce del río prohibido. 

(pulsa sobre las imágenes para ampliarlas)




No hay comentarios:

Publicar un comentario